Cuando te nombran jefe, el encargo viene generalmente acompañado de una misión delicada: escoger a tu segundo.
El Nº2 será la persona que consideras la mejor para apoyarte en temas que no conoces, reemplazarte durante tus ausencias o quizás en el futuro. Al delfín. A quien piense más o menos como tú y, sobre todo que te genere confianza. Aunque, claro, hay ocasiones en donde la potestad de escoger no te la otorgan, sino que tu segundo ya estaba. En mi recorrido he tenido la oportunidad de escoger a tres. Voy ganando dos a uno.
Cuando me ofrecieron dirigir una revista contraté para editor al periodista que más me hizo sufrir durante una entrevista el año que tuve un programa diario de televisión -ofrecí tantas que Mili, mi esposa, hizo un álbum con todas-. No me equivoqué. Su criterio, su orden, su oficio y -sobre todo- su cultura, fueron invalorables. Tanto, que luego trabajé con él en la televisión y posteriormente en la universidad (donde también fue mi brazo derecho). En total debemos haber trabajado juntos más de diez años. En la televisión me equivoqué cuando tuve que escoger a la persona que debía reemplazarme en pantalla. Pero luego, cuando se me presentó la oportunidad de crear una nueva unidad de negocio en Métrica, acerté con la elección. La perspicacia, experiencia, conocimiento y buen talante que mostró siempre, me ayudaron inmensamente durante más de siete años. Hoy está al frente de un reto personal.
En base a esta experiencia, puedo resumir Cinco lecciones aprendidas. Principalmente, el brazo derecho debe:
Ser leal: No solo contigo sino -y sobre todo- coincidir con las ideas y principios que rigen tu labor cotidiana y te esmeras en cuidar. Solo gente confiable, incapaz de engañar, puede acompañarte en los momentos difíciles y cuidarte la espalda.
Estar informado en materias que no conoces bien: Clave. Mejor aún si tiene amigos, o conocidos, que tú no tienes.
Dar ejemplo en muchos campos pero principalmente en tres: Puntualidad, orden y responsabilidad. Y mejor aún si es camiseta.
Ejercer su autoridad: Acaso es lo más difícil, pues todos tendemos a llevarnos mejor con el jefe máximo, no con su subalterno, que resulta en muchos casos el antipático del grupo.
Tener sentido del humor: Los mejores momentos (no solo del trabajo), son los vinculados a la alegría, al intercambio verbal de ocurrencias e historias que alegran la vida. (Ya el trabajo trae demasiada adrenalina como para resistir de manera permanente la tensión). Una visión distendida, jovial u ocurrente, es bienvenida a toda hora.
El Nº 2 es fundamental en cualquier organización. Es el futuro. Pero, sobre todo, es quien da estabilidad al presente.
“LOS MEJORES MOMENTOS (NO SOLO DEL TRABAJO), SON LOS VINCULADOS A LA ALEGRÍA, AL INTERCAMBIO VERBAL DE OCURRENCIAS E HISTORIAS QUE ALEGRAN LA VIDA. (YA EL TRABAJO TRAE DEMASIADA ADRENALINA COMO PARA RESISTIR DE MANERA PERMANENTE LA TENSIÓN)”.