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Por Pablo Cateriano

Octubre 16, 2016

- 2 min. de lectura

Alinear objetivos y metas comunes con un selfie

Hoy, que la tecnología está más a la mano, existen formas de cohesionar equipos y vincular metas comunes con acciones muy sencillas, como tomar una foto.

Tengo 136 fotografías en los estantes de mi escritorio. Además, en mi dormitorio hay otras 38, todas con Mili. En la sala de estar tenemos 40 álbumes. Y, para terminar, en mi oficina tengo colgados 42 cuadros con recortes destacados de clientes y eventos importantes de la compañía. Está claro que me gustan las fotos. Creí tenerlas todas, pero me falta una.

¡No tengo una foto con todos mis compañeros, hoy amigos, en el local del diario que fue mi primer trabajo! De esos años, solo tengo una con ellos: la de mi matrimonio. Pero no una que grafique nuestros primeros años en ese increíble y viejísimo local del Jirón de la Unión. Con nuestros jeans de boca ancha, pelo largo, anteojos de carey, en alguna de esas salas inmensas con pisos de madera, frente a nuestras máquinas de escribir Remington o en el taller con los linotipos. A ninguno de nosotros se nos ocurrió tomarla. Por eso, ahora, y desde apenas hace cinco años, soy el responsable de la foto anual en la empresa.

Con un mes de anticipación les aviso a todos el día y hora. La asistencia es del 100%. Nuestra primera foto está colgada en una de mis paredes, donde hay también una con mis camaradas del diario LA PRENSA, pero tomada casi treinta años después; y las otras tres, en el pasillo principal de la oficina. La quinta se tomará pronto, la colocaremos en algún lugar visible, además del Facebook de la compañía. ¿Por qué tomar fotos todos los años? En primer lugar, porque da un sentido de pertenencia. Así como en las familias los grandes acontecimientos siempre merecen una sesión fotográfica, cada año de trabajo en una empresa es la culminación de un reto, y como tal merece ser recordado por todos los que lo hicieron posible.

En segundo término, porque un tema aparentemente tan trivial sirve también para cohesionar al equipo, ya que, una vez enmarcada, pasa a ser parte importante del mobiliario. Esa foto nos recuerda —todos los días— que todos los que trabajamos en la empresa formamos parte de una organización que valora el aporte de sus integrantes. Así que seguiremos con esa sana costumbre, que de paso recomiendo. En un mundo cada vez más rápido, donde cada quien anda muy distraído en sus propios temas, recordar y hacer que ese recuerdo sea permanente es muy relevante, porque la mejor manera de seguir avanzando es constituyendo grupos unidos con metas comunes. Y para tenerlo siempre presente no necesitamos hacer cosas muy complicadas.