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Por Pablo Cateriano

Agosto 19, 2017

- 3 min. de lectura

El secreto mejor guardado de toda mi carrera

¿Cómo sacar lo mejor de uno? ¿Con el empeño individual o con el trabajo en equipo? ¿O es en la búsqueda de compañeros que sean mejores que uno?

Por: Pablo Cateriano

Nunca fui el mejor estudiante de la clase. Mi principal objetivo era el de la mayoría: pasar de año sin jalados. Distraído, juguetón, palabrero, me costaba mucho atender a los profesores y más aún estudiar para los exámenes. Muchas veces dejaba todo en manos de la suerte y otras en la inspiración del momento. Y casi siempre salía bien librado. Buscando entender esa fortuna descubro a la distancia que tenía una característica especial: sentía admiración por aquellos compañeros que destacaban, sobre todo en matemáticas, y que eran extremadamente responsables (y por tanto quería ser igual a ellos). Tanta admiración sentía que siempre buscaba hacerme amigo de ellos. Así es que supongo que, de tanto andar y compartir, algo quedaba en mi fuero interno que luego expresaba. En la época escolar estuve en el primer grupo Scout, que reunía a los ocho mejores del salón (con un par de infiltrados, incluido yo). Ellos son, hasta el día de hoy, mis mejores camaradas de la prom. En la época universitaria conocí a dos chicas que creo que nunca faltaron a una clase, nunca las jalaron, nunca dejaron de presentar un trabajo. Hoy, felizmente casadas, siguen laborando y siendo tan puntuales y ordenadas como siempre. Una es mi comadre. A las dos les estoy eternamente agradecido. La vida por aquel entonces fue para mí mejor, gracias a ellas. Y en mis primeros años como practicante tuve una gran suerte: el director del diario convocó a un extraordinario grupo de jóvenes de los que solo aprendí. Era algo así como mi patrulla Scout de la oficina. Años maravillosos. Más adelante, ya en mi vida profesional, he querido siempre repetir la receta: rodearme de los mejores. Lo hice cuando me ofrecieron conducir mi primer programa de entrevistas en América TV y pedí que el director sea el que yo consideraba que sabía más de televisión entre todos mis contemporáneos; lo volví a hacer cuando asumí la dirección de la revista COSAS y solicité que se contrate como editor general al periodista que más me hizo sufrir en una entrevista; y finalmente, repetí el plato cuando decidí asociarme a Métrica, cuyo fundador es, como bien lo presenta el diario EL COMERCIO, un gurú del marketing.

“EN MI VIDA PROFESIONAL HE QUERIDO SIEMPRE RODEARME DE LOS MEJORES. LO HICE CUANDO ME OFRECIERON CONDUCIR MI PRIMER PROGRAMA DE ENTREVISTAS EN AMÉRICA TV; LO VOLVÍ A HACER CUANDO ASUMÍ LA DIRECCIÓN DE LA REVISTA COSAS; Y REPETÍ EL PLATO CUANDO DECIDÍ ASOCIARME A MÉTRICA, CUYO FUNDADOR ES UN GURÚ DEL MARKETING”.

Revisando un poco lo hecho, encuentro que el mejor secreto no solo para trabajar, sino también para vivir, es muy simple: estar siempre con gente mejor que uno. Personas que complementen tus carencias, que potencien tu creatividad, que sean capaces de cuestionar tus decisiones, que te motiven a crecer, que tengan a la mano esa idea que necesitas. Nada se logra de manera individual, todo es en equipo. Y en esas ando todos los días, buscando y encontrando colaboradores, amigos, clientes que sean superiores a mí y que, por tanto, me hagan más feliz la vida. Pero, sobre todo, que me la hagan más fácil.