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Por Pablo Cateriano

Septiembre 16, 2016

- 2 min. de lectura

La productividad de las vacaciones

Muchos creen que desconectarse de las obligaciones y las responsabilidades con la empresa ocasiona bajas en la productividad. Todo lo contrario.

Sin lugar a dudas, lo mejor del año son las vacaciones. Me encanta trabajar, pero más me gusta descansar. Y si de vacaciones se trata, siempre procuro viajar, variando siempre de destinos, experiencias y climas. Lo único que por ahora no puedo cambiar es la temporada: siempre fines de julio. Y lo que no quiero cambiar es la compañía: siempre la familia. Lo malo es que apenas duran una semana o diez días. Me encantaría tener más días de vacaciones. Por ejemplo, como los franceses, que gozan de cinco semanas libres. Sería lindo. Sin embargo, los privilegiados trabajadores en planilla no tenemos tantos días a nuestra disposición. Pero, para mi consuelo, en el Perú no estamos tan mal. En Hong Kong, Singapur y Taiwán tienen apenas siete días útiles; y en Estados Unidos y Japón, diez.

Hay tres elementos claves para gozar de las mejores vacaciones. Uno, tener un súper amigo que haya viajado por todas partes, que tenga una memoria fotográfica tal que te pueda describir destinos, paseos, tiendas, museos, restaurantes y hasta platos para comer; que disfrute contándote de experiencias, datos y especificaciones técnicas de cómo llegar o cuánto tiempo estar, y que inclusive esté dispuesto a ayudarte a armar el plan de viaje. ¡Lo tengo! Dos, separar con mucho tiempo los espacios del año que serán destinados a las vacaciones y escoger los destinos, según el clima que nos tocará (para no ir a “morirnos” de frío o “sancocharnos” de calor). Un año es un buen tiempo para definir las semanas y los lugares por visitar, pues encontrarás todo disponible y, con paciencia, a muy buen precio. Además, empezarás a disfrutar del viaje desde tu casa con mucha anticipación: viendo videos, compartiendo precios, encontrando lugares, conversando sobre ello con tus hijos o recibiendo datos de todos los amigos.

Tres, tener una súper esposa que confirme las reservas en los aviones, hoteles y transportes, que pague a tiempo y deje todo organizado en casa, que llene maletas como quien juega lego, maneje el teléfono celular como cualquiera de tus hijos y, adicionalmente, que hable inglés. ¡La tengo!

Así las cosas, las vacaciones se convierten en una excelente oportunidad para evaluar lo hecho a lo largo de los últimos meses, ordenar el próximo año, distraerse, leer, acercarse a la familia o a la pareja, conocer lugares insospechados, aprender de historia o arte, disfrutar de comida que nunca habías probado, conocer gente. Sin contratiempos y sin complicaciones, pues todo está debidamente planificado. Y, lo más importante: sirven también para pensar en las próximas vacaciones.